En
los últimos años, México ha vivido una migración internacional que poco a poco
ha ido en aumento, por ejemplo, en el 2007, fueron presentadas ante la
autoridad de migración mexicana 120 mil personas que se encontraban en forma
irregular en México, de las cuales se devolvieron a la frontera sur 113 mil de
las presentadas. Para el 2021, se presentaron ante la autoridad 308 mil
personas, de las cuales 114 mil fueron devueltas a la frontera sur del país.
Estos datos corresponden exclusivamente a la cantidad de personas presentadas
ante la autoridad de migración, por lo que no se sabe realmente el total de
personas migrantes que se encuentran en la clandestinidad en México.
La
mayoría de estas personas (92%) proceden de Honduras, Guatemala, El Salvador,
Haití, Brasil y Nicaragua; naciones, a excepción de Brasil, que se ubican en
Centroamérica y el Caribe; estos países centroamericanos tienen problemas
económicos, laborales, de sanidad y de seguridad, con respecto a la seguridad,
Guatemala, El Salvador y Honduras están asoladas por las pandillas de las maras
y por el narcotráfico, lo que orilla a la población a la migración, tanto
interna como externa, ya sea porque los maras obligan a las personas a
integrarse a las pandillas, o por extorsiones que no están dispuestos a pagar,
o fueron testigos de algún asesinato por parte de algún miembro de dichas
pandillas.
Es
por eso que, muchas personas procedentes de esos países optan por emigrar a
México, aprovechando el programa del gobierno federal conocido como “Tarjetas
de Visitante por Razones Humanitarias”, este estatus se otorga por las
siguientes razones, según el Instituto Nacional de Migración: si una persona
extranjera en condición de migración regular de visitante en México fue víctima
o testigo de un delito en territorio nacional; si es solicitante de asilo
político, refugio o protección complementaria; por procedimiento de apátrida;
si es una niña, niño o adolescente no acompañado, o por alguna otra causa
humanitaria.
La
solicitud de este estatus por parte de los migrantes internacionales en México
se ha incrementado, por ejemplo, en el 2014 el gobierno federal expidió 623
tarjetas, para el 2021 se otorgaron 87,174 tarjetas por las siguientes causas:
humanitarias (55.8%); condición de refugiado (40.6%); ofendido, víctima o
testigo (3.3%) y otras causas (0.3%). Situación que al parecer no va a cambiar
en un corto ni mediano plazo, así lo comenta la agencia de la ONU para los
refugiados (ACNUR), el cual menciona que más de un millón de personas en
Centroamérica han tenido que abandonar sus lugares de residencia.
En
cuestión económica, no se presenta una situación favorable para esas naciones,
ya que se presentan factores de desaceleración económica, una de las causas es
el déficit comercial que presentan estas naciones, ya que para el 2020 tuvieron
exportaciones por 32.06 mil millones de dólares estadounidenses, e
importaciones por 47.36 mil millones de dólares estadounidenses, según la OEC.
Por
consiguiente, México se enfrenta a un problema ético, es decir, no puede
expulsar a los indocumentados centroamericanos, ni caribeños porque no se
tienen condiciones económicas, laborales ni de seguridad en las naciones donde
proceden. Por eso, en mi opinión, la mejor opción es ofrecerles la nacionalidad
mexicana para que se incorporen a la actividad económica en el país en forma
legal, puedan contribuir con impuestos y sus hijos entren al sistema educativo
nacional y al sistema de salud.
Sin
embargo, se tendrá que analizar la política de migración, ya que el México no
podrá absorber en gran escala, en un futuro a mediano plazo a los desplazados,
tanto de Centroamérica, como del Caribe y de otras partes del mundo, derivado
de que no se crean el número suficientes de puestos de trabajo para darle
empleo a los todos los mexicanos, mucho menos a los inmigrantes; otro problema
sería el sistema de salud, el cual no podría atender a todos los inmigrantes, a
pesar de que es un derecho fundamental.
Es
un problema que es difícil de resolver, por lo que es necesario la
participación de todos actores nacionales como de Centroamérica, como son la
iniciativa privada, los gobiernos nacionales, estatales y municipales, las
organizaciones no gubernamentales, así como las organizaciones internacionales,
para empezar a buscar la forma de disminuir dicha migración.
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