En 1885, el rey Leopoldo II
de Bélgica, interesado en convertir a su país en una nación colonialista,
compró a título personal, una parte de la región de África central, conocida
como el Congo, gracias a las exploraciones realizadas por un inglés, Henry Morton
Stanley.
Gracias a que un irlandés
inventó la rueda de goma para las bicicletas y después para el automóvil, la
demanda de caucho se incrementó de la noche a la mañana, situación que
aprovecho Leopoldo II, esclavizando a los habitantes de la región para la
plantación y explotación del caucho.
Para lo cual, instauró un
régimen de terror, se menciona que el ejército privado del rey asesinó a casi
10 millones de personas, así como a muchos de ellos les cortaban las manos.
Asimismo, se explotó de una
manera descontrolada, el marfil y el cobre.
En 1908, y gracias a la
presión internacional ejercida tanto por el Reino Unido, como por Estados
Unidos, el parlamento belga obligó al rey a ceder sus territorios al gobierno
belga, convirtiéndose así, en el Congo Belga.
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